Habitación de Janne Peltonen

Entro a mi habitación con Sasha y doy gracias al cielo por haber ordenado un poco antes de salir. En realidad todavía no he tenido casi tiempo de desordenar, así que todo tiene un aspecto bastante decente.

- Estás en tu casa. - Le digo.

Me quito la cazadora y la tiro por ahí.

Llega y se apoya con la esaplda en el marco de la puerta.

- Parece comoda -se acerca a un sillón y se quita la chaqueta, dejandola en el suelo cerca de su asiento y sentandose en el sillón de forma instantanea, suelta un suspiro- Esto es mejor...

- ... ¿Mejor que la rama del árbol? - Pregunto riendo.

Sin darle tiempo a responder me inclino sobre su sillón y le doy un beso corto en los labios.
Luego me levanto de nuevo como si no hubiera pasado nada y voy hacia la ventana.

- Pues no se ve lo mismo. - Comento. - Qué pena.

Se queda algo atónita antes ese corto beso, y sufre las irrefrenares ganas de cogerle el cuello y morderle. Clava las uñas en el sillón intentando no hacerlo.

- Entonces tendré que hacer más movimientos para salir a cazar

Me cruzo de brazos y sigo mirando por la ventana.

- ¿Vas a salir ahora? - Me extraño.

Su tensión se pasa y deaj de apretar el sillón. Problema: ha dejado marca.

- Seguramente cuando tú duermas yo saldré a cazar... Tengo algo de apetito -

Camino de nuevo hacia ella y miro estupefacto el estado del sillón. Suelto una carcajada.

- Qué caracter.

Apoyo las manos en los reposabrazos y me inclino sobre ella otra vez, dejando que ahora sea Sasha quien dé el primer paso.

- ¿Estás segura de poder controlar ese apetito? - Pregunto a escasos centímetros de su rostro. - No quisiera acabar convertido en sandwich de Jan, el pan no me sienta bien.

Sonríe de lado. y se inclina hacia él, quedando a escasos metros.

- Se podría intentar... -su mirada baja desde sus labios hasta su cuello varias veces- Además, quizás te guste y todo... -se acerca más

- Mejor dejemos lo del sandwich para otra ocasión. - Susurro, ya que está tan cerca que no me hace falta alzar más la voz.

Salvo la escasa distancia que nos separa para juntar de nuevo sus labios a los mios con cuidado. Aún no estoy seguro de que pueda controlarse realmente.

Me desabrocho algunos botones de la camisa y cojo a Sasha de la cintura para llevarla hacia la cama sin despegar nuestras bocas en ningún momento.

- Espero que no hagas lo mismo que con el sillón o me veo durmiendo en el suelo. - Bromeo.

Lo pienso unos minutos y luego me encojo de hombros.

- La almohada me da igual.

Me quito la camisa del todo y se me pone la piel de gallina cuando la abrazo y nuestros cuerpos entran en contacto. Está helada.

Sonrío pero no añado nada. La rodeo con mis brazos y le quito la ropa dejando que ella haga lo propio.
Pasamos buena parte de la noche haciendo crujir los muelles del colchón, hasta que finalmente todo queda en silencio y me vuelvo hacia ella bostezando.

- ¿Aún tienes ganas de cazar? - Pregunto sonriendo.

Luego me duermo.

***

A la mañana siguiente me levanto con agujetas - quién lo iba a decir - me ducho, me visto y salgo de la habitación.

Cuando se abre la puerta sólo puedo rezar antes de que Carol se me tire encima como un torpedo. Le correspondo al abrazo (qué otra cosa puedo hacer) y espero a que se calle para empezar a responder.

- Bien, sí, yo también a ti. - Sonrío sin poder evitarlo y le acaricio el pelo a mi hermanita. - Estás muy guapa.

Agacho la cabeza cuando me pega y le devuelvo el puñetazo atenuado en el hombro.

- Soy mayor de edad, ¿sabes? Me voy cuando me da la gana y a donde me da la gana. - Contesto con el ceño fruncido. - Y no creo que los padres de Sarah necesiten mi ayuda para sentirse fatal.

¿Quién se cree que es para aparecer así en mi vida y pedirme explicaciones?