El Jardín Trasero [Zona de Rol]

Recuerdo del primer mensaje :

-no se regalan-sonrio-son mis niños...-miro a madeleine-si, son mis hijos-sonrio

-No puedes saberlo, todavía no me viste entera.
Digo riendo.
-Te ayudo a pegarles. Realmente te asesinaron con tu nombre. Por lo menos le ganas en personalidad quieor saber. ¿No es usted un creído, señor Vloud?

-Opino que tu personalidad es la de un creído.
Le saco la lengua.
-Desembolsa algunos papelitos verdes y puedes ver lo que quieras.
Le guiño un ojo riendo.
-Pareces buena persona, pero algo enano para mi gusto.

-Entonces de esa manera si que va a costarte.
Le sonrío.
-Yo no soy enana, mido casi 1,80 cuando aquí casi ninguna pasa el 1,60. Creo que hablas con la jirafa del grupo.
Le saco la lengua.
-Enano. Tampoco soy tan vieja, solo 100 años.

-Ante un cadaver, correccion.
Le sonrío dejanod a la vista mis colmillos.
-¿1,80? Eso no es mucho, piensa que yo mido casi lo mismo y soy mujer. Ya te dije, eres todo un enano. O yo soy la deforme.
Río.
-¿Soy muy alta?

-Ya se que soy perfecta.
LE sonrío.
-Mentira, tengo muchos vicios. Mi caracter es muy malo, tengo muy mal genio, soy orgullosa, detesto perder. Muy manipuladora, taciturna y egocentrica.
Lo miro.
-Sacando todo eso, peude que sea perfecta.

-Todas esas son mis cualidades, ahora di las tuyas intento de comediante.
Le saco la lengua.
-Cualquiera es mejor que las mias.

-Me gustan los intentos fallidos, pero odio los aspirantes.
Le saco la lengua.
-Me gustas...para animar mi cumpleaños numero 102 ¿Podras? Mira que mis amigos pueden comerte vivo sino les gusta el show. Ahora, hay que ver si los dejo.
Río.
-Yo, lo único que se es que no se nada.

-Eres un humanito ¿Qué no sabes que eres mi postre?
Le guiño un ojo.
-No importa el sabor y por tu perfume, tu sangre no es para nada mala. Hueles genial. Creo que mejor que Kenzo.
Le sonrío.
-¿Y sabes que si dejas caer una pluma y una bola de boliche en el vacío caen al mismo tiempo?
Pongo cara de sorprendida.

-Pero el segundo plato me lleno tanto que paso del postre. No quiero ser gorda.
Le sonrío.
-Cuando tenga más hambre te pruebo.
Digo encogiendome de hombros.
-No eres de mostrarte mucho.

-Tranqilo, solo un par de marquitas.
Digo riendo.
-El postre es muy dulce, a mi me gusta lo salado.
Pongo cara de puchero.
-Los cadaveres engordan, pero son muy sexys a la vez.

-¿Sexys nada más?
Me acerco.
-¿Tienes sabor a menta?
Lo miro

-Pero no tengo ganas de comer mucho, sino dejaré de ser esa palabra que no te sale.
Lo miro.
-Seré un enigma entonces.

-¿Y qué pasa si me empalago?
Le miro.
-¿No tienes hambre?