La Gran Terraza [Zona de Rol]

Entreado un milímetro los ojos, al putno que parecían cerrados.
-Cierra la boca o te busco un pote para la baba.
Sonrío al notar como me mira, abro los ojos y no veía nada del otro mundo, mi piel nívea me hacía resaltar contra la oscuridad, iluminada por la luna. Parecía una diosa en un cuadro de acuarelas.
-Tu y el mundo ¿Tienes miedo a descubrirlo, o ya lo hiciste y nada llamó tu atención? El mundo es grande, deberás buscar mejor. Pero admitir no sentir nada es sentir el vacío. Nunca estarás sin sentimientos.
Admito mientras le miro con más cuidado.
-Y a todos el peligro les exita. No a ti, si lo hiciera ya te me hubieras tirado y ya te habría matado.
Suspiro sin problema.
-Ilumina....vale, lamento lo de tus padres. Los mios viven muertos si te va de consuelo.

Se rie y desvía su mirada ya se asemejaba a estar bajo hipnósis, lo que lo mareaba un poco. -Aun no conozco demasiado.. pero estoy en eso, aquí comienza mi camino - responde mirando a su alrededor, al lugar que habia llegado hace apenas unas horas. -¿El vacío un sentimiento?.. Eso sí que es nuevo.. el vacío es la nada, prefiero sentirme inútil - se encoje de hombros y al oir lo siguiente vuelve a mirarla con una media sonrisa. -Solo hay que mantener en línea mis prioridades, no es cierto? -pregunta ampliando su sonrisa y hace un gesto con la mano para restarle importancia. -No lo lamentes, todo sucede por algo.. familia de vampiros entonces?

-Mi familia...no es claro. A mamá la convirtieron cuanod nos tuvo, nacimos siendo vampiros. Nuestro padré de vida humana era Christian, y es quien sigue siéndolo.
Me encojo de hombros.
-Si yo te produzco esto, tendrías que esperar a Amber. Es la vampiresa más hermosa que hay, la más deseada también. Así que hazte una idea, yo no soy ni la mitad de radiante que ella.
Admito, sin mucha gana.
-Sentir la nada, le vacío, es un sentimiento muy fuerte aunque no quieras reconocerlo. No soy a obligarte a hacerlo. Eres independiente. Aquí es un comienzo, luwgo debes seguir.
Lo miro con curiosidad.
-¿Cuáles son tus prioridades?

-Condena eterna. Siempre atada a la sed, condenada a vivir muerta.
Murmuro.
-Eres hombre, y eres humano. Primero debes verla, luego me dirás. Rubia, altiva, ojos penetrantes entre verdes y celestes. Piel de porcelana. Intenta superar eso en tu imaginación.
Lo reto algo divertida mientras juego con un mechón de mi pelo.
-Con lo poco que me concoes ¿Dónde me clasificarías?
Le miro a los ojos.
-Te dije, espera a que te llegue la luz budista.
Pongo los ojos en blanco.
-¿Y quién eres tu para juzgar quien debe morir y quien no? Mi condición es una condena perpetua, lo tuyo es un juego de alquimia. Hay muchos muertos que merecen la vida, y muchos vivos que merecen la muerte. Pero no seré yo quien lo haga. Matas a asesinos despiadados, sin corazón, entonces, tendrás que matarme.
Me paro, quedando frente a él. No había resistencia en mi cuerpo.
-¿Eres capaz de hacerlo?
Miro a Jared empnado.
-No le temas al otro vampiro, no te matara. De todas formas, Jared, te dejo todos mis autos de herencia.

-O sea ¿Me estás llamando loca? Ahora vas mal.
Le sonrío.
-Cuando veas a mami verás. Que tu madre sea más bella que tu es el colmo. Casi tan mala maldición como ser vampiro.
Suspiro mirando a la nada.
-¿Y que crees que haría una persona que viera como aseinas a otros, no tendría ella también el impulso de asesinarte? Es como verlo desde otra perspectiva. Las criaturas como yo podemos actuar por lógica y optar por otra dieta. Si sigo tu criterio tendría que matar a la mayoría. Pero si, es nuestra naturaleza. Soy la rara después de todo.
Miro su puño incrédula, podía pegarme mil veces que no lo notaría.
-¿En qué piensas ahora?
Mi voz era tranquila, aterciopelada. Casi angelical, como campanas.

-Es el deber de toda hija, dejar bien a su mamá.
Bromeo.
-Si me quedo aquí terminaré matándote.
Murmuro, comfiaba en mi autocontrol pero no el el control frente a él.
-Esa es la parte divertida de ser vampiro, imagínate somos miles sueltos pro ahí y el mundo no se percata de nuestra presencia más que por leyendas. Somos buenos limpiando y cubriendo agujeros. Tal vez eres vampiro latente y por eso sientes que todavía no encajas en este mundo.
Digo al azar.
-Olvídalo, teorías tontas.
Me revuelvo el pelo.
-¿Y te gusta lo que ves?

Lo miro.
-Puma al este, oso al sur. Tengo que decidirme.
Lo miro, algo crispada.
-Esta vida no se la deseo a nadie, y menos si tienes otra posibilidad. No voy a condernarte convirtiéndote a vivir esta pesadilla despierta. Era una broma, ningún vampiro accederá.
Suspiro.
-Humanidad, para que quiero una humanidad que corrompe al hombre.
Le miro, me acerco.
-¿Somos los primeros vampiros que conoces?
Le beso la mejilla, mis labios helados contra el calor de su piel casi sacaban chispa.
-Antes de irme ¿Puma u oso?

-Puma será.
Río ya alejándome al ver que mi presencia lo perturba.
- Y dime ¿Las vampiresas te decepcionamos?
Me trepo a la baranda.
-Grita la respuesta, te escucaré.
Le sonrío y salto, alcanzando la tierra en nada, salgo corriendo al bosque.