Habitación de Catherine L. Vickers

- Primera quiere decir que habrá más. - Le hago notar con tono jocoso.

Giro hacia el lado contrario al suyo y me siento en el borde de la cama también, mirando hacia la ventana. Todavía sigo esperando a que llegue ese dolor que me he acostumbrado a llevar instalado en el esófago, pero parece que hoy se resiste a aparecer. Está ahí, pero es más una molestia, como una punzada.

Me levanto y me analizo en un espejo. Los vaqueros están bien y la camiseta no demasiado arrugada.

- Sí, tengo hambre. Con un poco de suerte Carol habrá encontrado algo para entretenerse mejor que yo.

- Guau, qué entusiasmo. - Comento. - Pero no me he vestido de snob ni me he pasado la tarde cargando cosas al jardín para nada.

Hago caso omiso de su tono y entreabro un poco más la puerta.

- Tienes cinco minutos para ponerte guapa antes de que te secuestre.

Ignoro a propósito su pregunta y espero pacientemente a que termine de arreglarse. Aprovecho para remeter la camisa donde la ética dicta que debe estar: dentro de los pantalones. Aunque me parezca la cosa más hortera, estúpida y...

- Vaya. - Digo cuando veo el resultado de su esfuerzo.

Sin muchos miramientos la cojo de la mano y la arrastro hasta el jardín trasero.

Entro y encuentro a Cath en-can-ta-do-ra.
- ¿Todo bien? - Digo, algo preocupado.
Me instalo en su cama sin esperar que responda.


FdR. ya pensaba que habías huído .___.

Veo como se pasea hasta mi cama con el su salero y educación tan típicos.
-Sí, todo bien, nada que dormir no hay aarreglado. ¿Estás tu bien? :what:

FdR: Oh, no, como piensas eso... ¬¬